La prevención y la detección precoz es un aspecto fundamental a la hora de trabajar trastornos de conducta ya que pueden ser la barrera que separa cuándo la conducta deja de ser normal para empezar a ser susceptible de cambio y mejora. En este sentido, el papel de los educadores es muy importante ya que, por su función, tienen la capacidad de detectar con antelación este tipo de problemas. Un nuevo libro, titulado Detección y prevención de trastornos de conducta en la infancia y la adolescencia. Manual para educadores, publicado por la editorial Pirámide, número 1 en el ranking de editoriales del ámbito de la Psicología en España, y en el que participa profesorado de la Universidad de Córdoba, ahonda en este papel.
A lo largo de catorce capítulos, el libro destaca el importante rol que juegan las personas educadoras en la detección y prevención de los trastornos de conducta en la infancia y la adolescencia. Aunque el libro está dirigido a educadores, se abre a un abanico de públicos interesados en esta temática como, por ejemplo, los familiares.
El libro ofrece una visión actualizada y adaptada a la figura del educador de los trastornos de conducta más frecuentes en la infancia y la adolescencia como son: trastornos de conducta de las funciones básicas como la enuresis y la encopresis; los trastornos de la conducta alimentaria y del sueño; los trastornos del lenguaje y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad; los trastornos de conducta, de ansiedad y depresión; los trastornos obsesivos-compulsivos y aquellos relacionados con traumas y factores de estrés; y, por último, un tema dedicado a la disforia sexual y otro al maltrato en la infancia.
El manual viene acompañado para cada uno de los trastornos de una definición, un listado de las principales características, un glosario, casos prácticos y preguntas de autoevaluación. Además, se ofrece al profesorado pautas generales sobre la intervención psicoeducativa e información sobre la prevención y la detección del trastorno.
Este manual pretende, en definitiva, “que el educador esté adecuadamente formado, no para sobre-diagnosticar y ver problemas donde no los hay, sino para estar atentos y detectar lo antes posible cualquier dificultad, y poder ser una herramienta de prevención de los trastornos de conducta en la infancia y la adolescencia”, tal y como explica la investigadora de la UCO y coordinadora de la obra, M. Rosario Ruiz-Olivares, en la introducción del libro.